El domingo volvía juntarme de nuevo con el pastor Aurelio. En una tromba de agua subía yo hacía Urkiola cuanmdo en la mitad de la carretera iba Aurelio con su rebaño de ovejas y corderos hacia el caserío. Me dio un gran subidón de adrenalina verle allí y después de dar un poco más arriba la vuelta fui detrás de él hasta que metió las ovejas y los corderos a la cuadra. Me comentaba en el camino que era UNA VIDA DE POBRES.